Empieza la cuenta atrás

La ciudad de Barcelona contaminada con la torre Agbar, las torres Mapfre y la Sagrada Familia rompiendo el llano

MARÍA JOSÉ ELÍAS REIN y VÍCTOR RECACHA

Barcelona, junto a Madrid, es de las ciudades europeas más contaminadas. El Ayuntamiento de Barcelona ha admitido que los niveles de contaminación en la ciudad superan los límites exigidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A diario los barceloneses —casi sin saberlo—  exponen su salud a la mala calidad del aire y el ruido, aumentando por ello sus probabilidades de contraer enfermedades cardiovasculares, respiratorias e incluso problemas en el embarazo.

La nube de polución es claramente visible en Barcelona. Resulta alarmante asistir a la transformación que sufre la ciudad de un día claro a uno contaminado, como ilustra la fotogalería que destacamos en la portada de esta edición.

La urgencia de tomar medidas para abordar la emergencia climática y la salubridad del aire que respiran los barceloneses, así como la amenaza de sanciones por parte de la Unión Europea, ha llevado al consistorio a impulsar medidas como la Zona de Bajas Emisiones.

Una medida que pende de un hilo, ya que depende enteramente del resultado del pleno municipal de mañana, en el que se votará la ordenanza que tiene que regular la ZBE. La votación depende de la posición final de Esquerra Republicana.

En último momento, ha entrado en escena la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la inmunidad del líder republicano Oriol Junqueras. Un elemento que puede sacudir el tablero político catalán y condicionar, bloquear y paralizar prácticamente cualquier negociación política a partir de ahora, incluyendo la ZBE.

Mientras tanto, el estudio de calidad del aire del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat alertó que en el 2018 Cataluña incumplió los estándares de dióxido de Nitrógeno (NO2). Este gas puede convertirse en tóxico y es el que se emite en procesos de combustión como el tráfico y la electricidad. En una de cada dos escuelas barcelonesas se incumplieron recientemente los límites de polución del aire recomendados por la Unión Europea.

Aunque el amianto, componente que puede causar cáncer de pulmón, laringe y ovarios, se haya calificado como cancerígeno en 1978, Barcelona lo sigue conservando 30 años después. Por su parte, 800.000 toneladas de residuos son generadas cada año, según la compañía de tratamiento y sección de residuos Tersa. Sólo en Barcelona. Todos estos temas, y más, se abordan en la edición 2019 de La22.

La ciudad no da abasto. Pareciera ser sorda, incluso ciega. Entre la mala calidad del aire, sus efectos adversos en la salud y las toneladas de residuos que se generan, se podría concluir que la capital catalana está en el peor momento ambiental de su historia. El turismo masivo se encarga diariamente de dejar los restos de su paso por la ciudad en las calles. La creencia de estar contribuyendo al medio ambiente cuando la realidad es mucho más compleja y el hecho de que la mitad de los centros educativos de Barcelona superan los niveles de polución de la UE se suman y solo generan ganas de huir de la ciudad.

No es solo Barcelona, es el mundo entero. El 2019 fue un año récord en temperaturas. Récord también en las emisiones de dióxido de Carbono (CO2), principal gas del efecto invernadero. Por ello fue que la Cumbre del Clima número 25, llevada a cabo en Madrid, fue la más larga de la historia.  Y aunque los científicos advierten que si la temperatura de la tierra sube 1,5°C, las consecuencias serían desastrosas, los 200 países reunidos en la cumbre no lograron un consenso.

Según la ONU, “deben multiplicarse por cinco los esfuerzos para llegar a la meta de 1,5º”, pero con los planes que acordaron los países en la COP25 la temperatura no bajaría de 3,2º. Tampoco se pusieron de acuerdo sobre el Artículo 6 el Acuerdo de París, enfocado en regular los mercados de Carbono, por el cual los países y las empresas intercambian los derechos de emisión CO2. Los negociadores sólo consensuaron un débil llamamiento a que los países “se esfuercen más”.

Pero como dijo la joven activista sueca Greta Thunberg en la Cumbre del Clima COP25 de Madrid “hay esperanza, pero no viene de los Gobiernos y de las Empresas, viene de la sociedad y de las personas que comienzan a despertar”. Barcelona vislumbra también un haz de esperanza. Las ‘superillas’,  las zonas de bajas emisiones, los cambios en los hábitos de consumo y una mayor concienciación entre la juventud son sólo ejemplos de una sociedad que ya no aguarda respuestas del sistema. Habla por sí sola. Quiere abrir sus ojos.

Todo lo que necesita saber sobre la Zona de Bajas Emisiones

Tránsito de coches en la Ronda del Litoral / LANDON ODLE

AMANDA OLIVEIRA

El 1 de enero de 2020 entrará en vigor, de ser aprobada por el pleno de Barcelona, la normativa de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que restringirá el uso de vehículos contaminantes en la urbe. La norma del Ayuntamiento de Barcelona impactará aproximadamente 50.000 vehículos, un 20% del total. El objetivo es mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación atmosférica en la metrópoli europea con mayor densidad de vehículos por kilómetro cuadrado.

La ZBE cuenta con un área de 95 km² que engloba el municipio de Barcelona, excepto Zona Franca industrial y los barrios de Vallvidrera, el Tibidabo y Les Planes, en conjunto con los municipios de Sant Adrià de Bèsos, L’Hospitalet de Llobregat y parte de los municipios de Esplugues de Llobregat y Cornellà de Llobregat.  

Mapa de Barcelona que limita las zonas donde será vigente la Zona de Bajas Emisiones / ELABORACIÓN PROPIA

¿Qué pasa a partir de 1 de enero de 2020?

Los vehículos contaminantes no podrán circula en la ZBE en días laborables, de lunes a viernes de las 7 a las 20 horas.

¿Cómo puedo saber si un vehículo es contaminante?

En la página web de la ZBE se puede consultar a partir del número de matrícula del vehículo o consultar la clasificación de distintivos ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT) para verificar si encaja en los tipos permitidos.

¿No podré usar un coche sin distintivo?

Los vehículos contaminantes, sin un distintivo ambiental de la DGT, podrán circular un máximo de 10 días al año, mediante registro y autorización previa. Además, se podrá circular sin límite fuera del horario de restricciones. También habrá excepciones y moratorias.

¿Cómo se controlará el tráfico?

El control será automático a través de más de 70 cámaras posicionadas en los límites de la zona y dentro del territorio delimitado.

¿Cuál será la penalización por incumplimiento de la normativa?

Las sanciones de multas solo se harán efectivas a partir del 1 de abril y las multas variarán entre 100 euros, las más leves, y 500 euros, las más graves.

Expectativas de la Zona de Bajas Emisiones / ELABORACIÓN PROPIA

¿Cuáles serán las alternativas de transporte?

El transporte público y transportes activos como las bicicletas. Para el transporte público los incentivos son varios:

Reducción del 25% en los precios de la tarjeta T-Jove y T-Mes, ahora T-Usual.

La T-Aire, una tarjeta válida para dos viajes en días con episodio de contaminación ambiental a un precio más accesible.

La T-Verda, una tarjeta gratuita válida durante tres años, dedicada a las personas que desguacen un vehículo contaminante y no compren uno nuevo.   

¿Cuáles serán las excepciones de vehículos contaminantes que podrán circular en la ZBE?

Vehículos adaptados para personas con discapacidad y movilidad reducida, vehículos de servicios de emergencias –policía, bomberos, ambulancias–, vehículos de servicios esenciales –médicos, funerarios–.

10 conceptos clave para entender la contaminación

ADRIANA DELGADO / MARÍA CRISTINA PIEDRA

Escuchar términos como calentamiento global y contaminación, hace que lo asociemos inmediatamente a dos fenómenos perjudiciales para nuestra salud. Sin embargo, desconocemos en el fondo todo de ellos. ¿Sabemos exactamente qué son, dónde los podemos encontrar y cómo pueden afectar a la salud? Aquí ofrecemos un breve recorrido por el vocabulario más técnico, ambiguo y repetitivo sobre la contaminación.

1. MICROPLÁSTICOS

En el norte del Océano Pacífico existe un continente de plástico. Hay más islas de basura en el Atlántico Norte y el Pacífico Sur, todas compuestas por microplásticos. Son piezas muy pequeñas de material plástico cuyo tamaño suele ser inferior a cinco milímetros y que suelen encontrarse especialmente en el mar. La ONU afirmó en 2017 que hay hasta 51.000 millones de partículas microplásticas en el mar, 500 veces más que el número de estrellas que hay en nuestra galaxia.

El fenómeno de las grandes islas de basura mide aproximadamente 1.6 millones de kilómetros cuadrados y es perjudicial para los animales marinos, al contener a menudo aditivos y otras sustancias químicas. Un grupo de investigadores de Greenpeace encontró otra concentración de plástico en el mar de los Sargazos, en el Triángulo de las Bermudas. Concretamente, 1.298 fragmentos de microplásticos, una cifra superior a la del Pacífico y que duplica el tamaño de Francia.

Los microplásticos son piezas muy pequeñas de material plástico que contamina el medioambiente / FLICKR

2. SMOG

La palabra para referirse a esta nube de suciedad es una fusión de los términos en inglés smoke (humo) y fog (niebla). Se trata de una especie de humo que se puede confundir con una ligera niebla que rodea las grandes metrópolis. Pero lo cierto es que el smog o esmog es el resultado de la combinación de diversos elementos contaminantes, especialmente las emisiones de gases producidas por las industrias y los automóviles.

3. EFECTO INVERNADERO

Es un fenómeno natural en el que determinados gases como el dióxido de Carbono (CO2) o el metano, componentes de la atmósfera planetaria, retienen una parte de la energía que el suelo emite después de haber sido calentado con la radiación del sol. De esta manera se produce una elevación de la temperatura planetaria similar a la que se da dentro de un invernadero.

4. DIOXINAS

Se trata de un grupo de productos químicos peligrosos para la salud que forman parte de los llamados contaminantes orgánicos persistentes. Son alarmantes por el elevado potencial tóxico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se producen por incineración, durante la fabricación de productos químicos clorados y en otros procesos que utilizan cloro, como el blanqueo de papel.

Una exposición breve a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas como acné clórico y manchas oscuras, además de alteraciones funcionales hepáticas. La exposición prolongada puede crear alteraciones inmunitarias del sistema nervioso, endocrino y de la función reproductora.

5. PARTÍCULAS DE SUSPENSIÓN (PM)

Es uno de los principales indicadores de la contaminación del aire. Según la OMS, ‘‘consiste en una compleja mezcla de partículas sólidas y líquidas de sustancias orgánicas e inorgánicas suspendidas en el aire’’. Se pueden encontrar tanto en la vía urbana, a través de los coches, como en casa, a partir de centros de generación de electricidad como las estufas o los calentadores.

Según su tamaño, se clasifican entre las PM 10 y las PM 2.5. En el ámbito del aire, las primeras serían las más grandes con un diámetro de 10 micrones de metro —milésimas de milímetro—. Las segundas acaparan un diámetro menor, de 2,5 micrones de metro. Las partículas en suspensión, junto con el dióxido de Nitrógeno (NO2), son las más perjudiciales para la salud.

Su exposición aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer de pulmón. Según el informe sobre la calidad del aire de 2018 de la Generalitat, el año pasado hubo una reducción general de las partículas en suspensión (PM10 y PM 2.5). Los datos del Servei Meterològic de Catalunya apuntan que las elevadas precipitaciones contribuyeron a una mejora de la calidad general del aire.

Infografía sobre la importancia de la calidad del aire para la salud humana / FLICKR

6. AMIANTO

Es uno de los componentes del fibrocemento, un material usado para la construcción en España. Se trata de un grupo de minerales que adoptan la forma de fibras diminutas y que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio, además de causar cáncer de pulmón, mesotelioma, cáncer de laringe, de ovarios y asbestosis —fibrosis de pulmones—.

Están presentes en tejas de recubrimiento de tejados, baldosas y azulejos, productos de cemento, además de en herramientas de automoción como el embrague, los frenos o los componentes de transmisión. Se puede encontrar también en materiales ferroviarios, objetos de construcción naval, reparación y desguace de barcos, siderurgia o el sector eléctrico —centrales térmicas y nucleares—, además de haberse usado para trajes ignífugos de pilotos o bomberos.

7. DIÓXIDO DE NITRÓGENO (NO2)

Se trata de un gas de color marrón que provoca un fuerte olor. Su principal fuente son los procesos de combustión como el tráfico terrestre, aéreo y marítimo, pero también los generadores de electricidad y la calefacción. El NO2 puede llegar a ser tóxico y causar una importante inflamación en las vías respiratorias en concentraciones superiores a los 200 mg/m3. A largo plazo, pueden influir en la aparición de enfermedades respiratorias crónicas y cerebrovasculares como el ictus.

La investigación en epidemiología ha demostrado además que la exposición prolongada a este tipo de gas aumenta los síntomas de bronquitis en niños asmáticos, además de reducir la función pulmonar. Durante el 2018, se ha incumplido el valor límite anual de NO2 en Cataluña, según el estudio de calidad del aire del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat. Los distritos de Barcelona más afectados son l’Eixample, Sant Gervasi, Poblenou y Sant Adrià del Besòs.

8. OZONO (O3)

Es un gas incoloro y invisible con un olor agradable que tiene un gran poder oxidante. El que está a nivel del suelo -que no debe de confundirse con la capa de ozono en la atmósfera- es uno de los principales elementos de la niebla tóxica, según la OMS. Es un contaminante secundario, es decir, no hay una fuente que lo genere de forma directa, sino que intervienen diversos elementos como los óxidos de Nitrógeno —procedentes de las emisiones de vehículos— y los compuestos orgánicos volátiles —industrias y centrales eléctricas—.

Los niveles más elevados se registran durante períodos de tiempo soleado como es primavera y verano. Sus efectos en la salud residen especialmente en las vías respiratorias. El informe del estado de la calidad del aire de 2018 de la Generalitat indica que las zonas donde la concentración de ozono llega a ser nociva son la Plana de Vic, el Pirineo oriental, Prepirineo de Lleida, Vallès, Baix Llobregat, interior de Girona y el Empordà.

9. MONÓXIDO DE CARBONO (CO)

Es un gas incoloro y sin olor, y el más emitido después del vapor de agua y el CO2 —un gas que “no es realmente tóxico’’ y que respiramos al estar de forma natural en el aire ambiente, según el Instituto para la Salud Geoambiental—. Sin embargo, el monóxido de Carbono es el resultado de la oxidación incompleta del Carbono durante el proceso de combustión. Afecta al cambio climático y tiene cierta participación en la química del ozono.

Se emana como un subproducto de electrodomésticos, calentadores y automóviles que queman gasolina, gas natural, madera, aceite o queroseno. En cuanto a sus efectos, al entrar en el cuerpo por los pulmones y unirse a la hemoglobina de la sangre, puede provocar una reducción del transporte del oxígeno a las células del cuerpo. Las enfermedades cardiovasculares son las más sensibles a la exposición de esta sustancia.

10. DIÓXIDO DE AZUFRE (SO2)

Consiste en un gas incoloro con un olor penetrante. Este compuesto se origina con la combustión de carburantes fósiles —como el carbón y el petróleo— que contienen azufre, llevada a cabo sobre todo en los procesos industriales de alta temperatura y de generación eléctrica.

Afecta al sistema respiratorio y al funcionamiento de los pulmones, además de provocar irritaciones oculares. Los síntomas pueden ser tos, mucosidad, agravamiento del asma y bronquitis crónica, además de aumentar la propensión de las personas a sufrir infecciones respiratorias.

Barcelona encabeza la lista de puertos europeos con mayor nivel de contaminación. Especialmente en cuanto a emisiones de Azufre —el principal contaminante de los barcos—, según un estudio de la ONG Transport and Environment, con sede en Bruselas. Concretamente, los barcos arrojaron 32,84 toneladas de SOx en 2017 y emitieron 4,8 veces más que el total de óxidos de Azufre (SOx) que lanza a la atmósfera el parque de vehículos de Barcelona.