Xavi Matilla: ‘‘Barcelona quiere que toda la ciudad sea una ‘superilla’’’

Xavi Matilla con la alcaldesa, Ada Colau, en un mitin de Terrassa En Comú / CEDIDA

ADRIANA DELGADO

El arquitecto jefe de Barcelona, Xavi Matilla, lidera proyectos urbanos con un foco en el desarrollo sostenible, la ecología, la emergencia climática y la movilidad. El que fuera candidato de Terrassa en Comú en las pasadas municipales avanza que el consistorio barcelonés ampliará el proyecto de supermanzanas como respuesta a lo que él considera una petición ciudadana. Y defiende la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que prohibirá los coches contaminantes en la ciudad, como apuesta valiente del gobierno municipal de Ada Colau hacia un cambio de modelo en Barcelona.

Tras casi una década de superar los límites de contaminación, Barcelona implantará una ZBE. ¿Es una respuesta a la emergencia climática o solo busca esquivar una sanción desde Bruselas? 

Es evidente que, si sumas el conjunto de acciones, está claro el convencimiento del intento de Barcelona de hacer frente a la emergencia climática, por encima de intentar evitar determinadas sanciones. Creo que hay un convencimiento claro, absoluto, transparente, y comprobado, no solo con medidas como la Zona de Bajas Emisiones o el proceso de transformación de superilles, que no fue fácil. Existe un convencimiento y una valentía política para llevar medidas que sean efectivas para hacer frente a la emergencia climática.

El gobierno municipal no tiene el apoyo de la oposición para aprobar la ordenanza de la ZBE en el pleno del próximo día 20. Un foco de presión han sido las personas con menos recursos que no se pueden permitir un coche nuevo.

No hay nadie que ponga en duda la efectividad que tiene la ZBE en términos de reducción de la contaminación, así como la necesidad de avanzar en estas medidas. Hay que recordar que es veinte veces la superficie de lo que es Madrid Central. Por tanto, es una apuesta que ya es valiente e importante y es evidente que también tendrá un impacto importante sobre la calidad del aire y la ciudad. Los problemas que pueda generar en determinados usuarios en el fondo lo que nos dice es que la ZBE apunta hacia un cambio de modelo. De cómo usamos el territorio y cómo son nuestros hábitos de movilidad.  

»Los problemas que pueda generar en determinados usuarios en el fondo nos dice que la ZBE apunta hacia un cambio de modelo»

Se ha concedido una moratoria de un año para las personas sin recursos que necesitan el coche para trabajar. Pero ¿Qué solución tendrán quienes necesitan moverse por la ciudad y no pueden permitirse un coche nuevo?

La medida contiene 10 días al año en los que cualquier persona puede utilizar el vehículo de manera excepcional. Es decir, contiene vías de adaptación que permite acomodar a los diferentes usuarios que por urgencia tengan que utilizar un vehículo que en teoría no podría circular.

En 2015, había 116 kilómetros de carriles bici en Barcelona. El gobierno municipal de Ada Colau los amplió a 209. ¿Por qué se ha paralizado esta actuación?

Porque ha habido un cambio de mandato. Se está configurando la propuesta del próximo mandato y se continuará mejorando la red reciclable de la ciudad que pasa por carriles bici y también por pensar que hay espacios que pueden ser compartidos por bicicletas y vehículos. Pero la apuesta por hacer de Barcelona una ciudad reciclable y segura es indudable. Se continuarán tomando medidas en este sentido. 

Hay quienes se quejan de que los carriles bici son ineficientes, por ejemplo porque muchos son bidireccionales.

Es probable que en algunas situaciones no exista una solución perfecta. Creo que los debates sobre el espacio público en Barcelona, como el de los carriles bici, forman parte de un proceso de innovación de diseño público que está llevando a cabo la ciudad. Yo creo que son debates interesantes en la medida que están vinculadas a acciones que realmente se están implementando y que permiten ir mejorándolas. 

Hay cinco superilles ya construidas y otras tres en proceso ¿Se mantiene la idea de realizar las 503 supermanzanas que se prometieron en un inicio?

Se pretende extender todo el conjunto de actuaciones de superilles que hasta ahora habían tenido un proceso de gestión en ámbitos concretos a entender que en el fondo lo que Barcelona quiere es que toda la ciudad sea una superilla. Lo que se verá en los próximos años es este cambio de escala, de cómo empezamos a construir una ciudad en la que empieza a transformarse su estructura urbana en un código diferente. Un código de ejes verdes, un código de recuperar espacio donde ahora está el automóvil y ver cómo lo recuperamos para las personas.

Una de las superilles en el barrio de Poblenou. VICTOR RECACHA

¿Cuándo se implantarán el total de las supermanzanas? Por ahora tan solo se han acabado un 1%…

Ahora se siguen haciendo. Se están completando la de Sant Antoni, la de Hostafrancs y la de Horta y se tienen planes de acción preparados en Sant Gervasi y Girona. Por tanto, no se ha parado en absoluto. Se está trabajando en cómo tener más capacidad de mayor incidencia y de mayor nivel de actuación. Hay que tener presente que las superilles es un proyecto de visión de futuro y no tiene sentido poner una fecha de finalización. Lo que es importante es que el Ayuntamiento no pare y sea capaz de ir mejorando la acción sobre la transformación del espacio público

»Las superilles es un proyecto de visión de futuro y no tiene sentido poner una fecha de finalización»

El urbanismo feminista es otro concepto recurrente en la política municipal. ¿Podría destacar algún proyecto en clave de futuro?

El objetivo no es hacer un proyecto perfecto, localizado en un ámbito en concreto y que cumpla los criterios de urbanismo de género, sino que toda la ciudad en todos sus procesos tenga el vector de manera transversalizada en lo que es la perspectiva de género en el diseño del espacio público. En el ámbito de las ‘superilles‘, los procesos de participación en sí mismo ya tienen esta visión. Tienen espacio donde las mujeres pueden aportar criterios y por tanto no sean espacios diseñados como ha podido desgraciadamente ser a lo largo de la historia solo por hombres. Por lo que es un paso en este objetivo. 

Barcelona tiene un pulmón verde pendiente: ¿Será una realidad el parque lineal Ciutadella-Glòries-Sagrera-Besòs?

En Sagrera está habiendo una actividad frenética. En estos momentos está a punto de solicitarse una futura estación de Sant Andreu Comtal. Continúan en marcha todo el proceso del resto de espacio de infraestructura ferroviaria y alta velocidad, y estamos trabajando en el encaje del proyecto de urbanización que se había trabajado en su momento sobre la nueva estructura. Por tanto, confiamos que durante este mandato ya parezca un espacio recuperado en el plano de ciudad del espacio público que empieza a generar toda la operación de Sagrera. Lo importante es que el camino lineal tiene que ver con el Rec Comtal, une el trazado histórico del Rec Comtal en el ámbito de la Sagrera. Y el objetivo, y así se han trabajado desde diferentes sectores del proyecto de realización, es acabar con la separación y la barrera que históricamente ha significado este territorio. 

Así cambiará Barcelona con el despliegue de más ‘superilles’

Trabajadores descansan en una de las mesas habilitadas en la superilla del Poblenou / VÍCTOR RECACHA

ADRIANA DELGADO, MARÍA JOSÉ ELÍAS y VÍCTOR RECACHA

Las ‘superilles‘ son la gran apuesta de Barcelona frente a la alerta por la contaminación y la amenaza de sanciones económicas por parte de la Unión Europea. Una bandera de urbanismo y movilidad para el gobierno municipal liderado por la alcaldesa Ada Colau.

El espacio en que restringen el tráfico varía en cada intervención, pero la idea original es delimitar nueve manzanas del Pla Cerdà, o tres por tres. Así nace una supermanzana en cuyas calles interiores el tráfico está prohibido o limitado.

Los vecinos pueden acceder a sus casas en coche pero los conductores que usaban el área como zona de paso no pueden avanzar en línea recta y son obligados a girar una calle después de acceder al recinto de la superilla.

El Ayuntamiento de Barcelona persigue un doble objetivo: reducir emisiones y ‘robar’ espacio a los coches para dárselo a las personas. Una propuesta que pretende ser innovadora en movilidad, sostenibilidad y urbanismo.

De las 503 supermanzanas planeadas, por el momento hay cinco en marcha: en Poblenou, Sant Antoni, Horta, Les Corts y Hostafrancs. Las obras para añadir tres más —en Esquerra y Dreta de l’Eixample y en Sant Gervasi— empezarán en 2020.

Niños jugando en uno de los parques de la superilla en la calle Sancho de Ávila /
VICTOR RECACHA

Además, la de Poblenou, la primera en desembarcar en la ciudad en 2017, podría tener continuidad con una segunda supermanzana en el barrio. Estará ubicada frente al tanatorio de Sancho de Ávila, cerca de la actual, y tendrá forma de T, ya que solo restringirá el tráfico en dos calles. Según Betevé, las obras empezarán en 2020 y finalizarán en 2022.

En el futuro, el gobierno municipal también planea crear grandes ejes verdes que unan las  superilles. Se prevé que las del Eixample, por ejemplo, estén conectadas.

El arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Xavi Matilla, asegura que el proyecto de las supermanzanas responde a “la necesidad de conseguir verde” y a “un cambio en el paradigma de movilidad”, pero también a la emergencia climática.

Para Matilla, el modelo tiene dos objetivos: uno medioambiental, mejorar las condiciones climáticas, y otro social, “recuperar espacio del coche” y conseguir zonas verdes “para el uso de las personas”.

De las 503 supermanzanas planeadas por el momento, hay cinco en marcha en Poblenou, Sant Antoni, Horta, Les Corts y Hostafrancs

Este último es clave, ya que, según el arquitecto, Barcelona es “una ciudad que no tiene verde”. Ante esta realidad, y frente al protagonismo del automóvil en la urbe, “la vocación es transformar la estructura completa de la ciudad”, concluye.

El director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona e ideólogo de las superilles en la capital catalana, Salvador Rueda, defiende el perfil “más flexible” del modelo barcelonés frente a iniciativas como Madrid Central o 360, que solo afectan a “una zona muy pequeña de la ciudad”. En su despliegue completo, apunta, las supermanzanas pueden llegar a todo el territorio urbano.

Rueda considera que “no tiene nada que ver” implantar una sola superilla con desplegar al completo todas las 500. Con solo cinco en toda la ciudad, por ahora su implementación es reducida. No se han conseguido cambios perceptibles en la contaminación a nivel de toda la metrópolis, aunque sí reducciones locales en el tráfico o el ruido.

La transformación urbanística es también inmediata, pero no libre de controversia. La actuación pionera, la de Poblenou, nació como prueba piloto entre la oposición vecinal. Aún así, el consistorio hizo correcciones. Se adaptó la circulación y se impulsaron actividades municipales y vecinales como cines a la fresca, talleres de fotografía y eventos deportivos.

Dos años más tarde, el presidente de la Plataforma d’Afectats per la Superilla, Jordi Campins, reconoce el “cierto éxito” de las mesas de picnic o las zonas de juego infantil. Pero valora negativamente el experimento urbano al considerar que daña el comercio y “no soluciona” el problema de la contaminación al congestionar las calles exteriores..

Una pancarta en Poblenou en contra de las superillas / LANDON ODLE

«Creas tejido vecinal, no hay contaminación, ruido… y es más seguro para los niños», asegura Genís Barrera, tesorero de Col·lectiu Superilla Poblenou

 El proyecto ha logrado despertar la atención de grandes medios internacionales. The Guardian, la BBC y The New York Times han publicado reportajes sobre las supermanzanas en Barcelona.